sábado, 15 de diciembre de 2012

κάθαρσις : Eleos y Fobos al fondo del escenario.


Έλεος

Φόϐος


Se presentan en par, sea en conjunto o hacen fisión en uno, pero se mantienen juntos al momento de invocarse. 

Se evocan y sitúan sobre escena para librar de ataduras, líneas y engaños.

Montan guardia a los lados, evitan que los invocadores caigan presas de extremos.

Y llevan a la audiencia a la purificación. 

Sin ser fuego, es una llama ardiente, calienta corazones y rompe corazas, corroe engañosas pinturas y da el mensaje que es deseado escuchar.

Phobos que aterroriza; incertidumbre y pánico ante audiencia, cristalización de los reflejos deseosos de los espectadores.

Eleos que cura y mima; caricia, hija de Noche y Erebo que ahuyenta dolores, penas, ansiedades y furias.

Me abandono a ambos desde la hora de las brujas hasta el próximo Hëxentanz.

Y espero ese momento en que cambia todo, en que el color, el aroma dejan de ser de éste mundo. La misma sensación con que se transforma la realidad, en que se abre el portal y escucho al viento sobre las copas de los árboles, en el correr del río, en la montaña lejana y lluviosa.



κάθαρσις 



-Natanael-

domingo, 2 de diciembre de 2012

25


El 2 de diciembre es el 336 (tricentésimo trigésimo sexto) día del año en el calendario gregoriano y el número 337 en los años bisiestos. Quedan 29 días para finalizar el año.

Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud

Nacimientos:
1952: Alejandro Lora, cantante mexicano del grupo El Tri.
1968: Lucy Liu, actriz estadounidense de origen chino.

Decesos:
1547 – Hernán Cortés, Explorador Español y mala copa.
1723: Felipe II de Orleans, duque de Chartres
1814 – Marqués de Sade, Escritor Francés

-Fuente: Wikipedia.org      -   Como datos adicionales , suenan bien. ^^

Ahora pasando a algo más visual , cuando Google me felicitó:





En otras palabras , hoy cumplo 25.



No es tan distinto a ayer, y considerando la gran bola de fuego llena de aliens y monstruos espaciales que caerá en el planeta dentro de 19 días, creo que todo irá bien, bueno , aparte de la gran batalla entre humanos, aliens, monstruos, dragones resucitados a través de la tecnología genética, la locura de las maquinas y su construcción de una Mac-HP-teada que lanza rayos láser...

No importa que se diga que sucederá realmente, no por nada Carl Sagan creía en un futuro brillante, y con la humanidad viajando y viviendo en Marte


Sobre todo, el pensamiento que he tenido es: que me siento feliz por este día, no tanto por ser el día que coincide con mi cumpleaños , sino en realidad por ese un complemento a la edad, al tiempo, lo que ha sido el año, con sus altas ya bajas, pérdidas, despedidas, ganancias, gente nueva, viejos amigos, nuevos deseos , muchos libros, pensamientos nuevos, proyectos que ahora si arrancan...más ilusión. 


Poder decir que he llevado una chamba durante un año y bien, que me dio para un viaje a la Selva, para pagarme un diplomado, eso es bastante novedoso y genial por lo mismo. Más porque no me he resignado, sigo metaleando como debe ser, greña larga y mi forma de vestir, de ser ser.


Habrán muchos momentos de reflexión, que planeta conquistar, si es mejor el motor de una X-Wing o una simple nave de los Cazas Imperiales; sobre la influencia de los Colores de la Magia sobre el acontecer de un Mundo fantástico, o si en verdad esos velociraptors no necesitan de un dedo pulgar para abrir puertas ( ahh, son inteligentes esos bichos!)

... hay mucho, pero por hoy, solo hoy , quiero hacer la danza de Devin Townsend


...y disfrutar tener 25.

El resto, son solo Tiempos Interesantes.


-Natanael-

viernes, 30 de noviembre de 2012

Un portal



Prefiero mil veces a los ángeles caídos, que tus carencias, ilusiones y promesas perdidas.

Brujas, monstruos, goblins, demonios, me habito y habitúo entre ellos, en la noche y su opulencia, en la perdición sin memorias, solo dejo que sigan con su danza nocturna, que prevalezcan.

Que quede este ardor en la espalda, ojos rojizos por cansancio, resaca tras la noche, ensoñación y recuerdo; el aroma carniforme, la desmesura de la memoria.

Sentir escozor en el cuello y la vibración aún punzante en mis oídos, sordera metalera, fierro, hierro en la sangre que me mueva.

Pensar en el día anterior, antes que abandonarme al silencio y la penumbra.

Que no eres más que sangre en mis recuerdos, de las agonías varias; llegas a ser la nocturna y centelleante  a la que temo al ir a dormir, a la que añoro al despertar.

Me niego al día brillante, nefasto sin ser tú, luz, un vil y mísero engaño.

Rechazo al sueño, pero más a la puerta.

Solo la muestra  onírica y nevada, un leve y risueño sonido que más allá de la caída sobreviene, más real que de la realidad perdura.

Aquella entrada, decorada por sauces y vientos otoñales, donde los sonidos del viento resuenan en canicas chocando entre sí. Ese portal viejo que labramos durante el invierno, el que logra abrir los bosques eternos, sus lagos frescos, sus ninfas y sus elfos.

Creía que era temporal, pero te mantienes como pieza de esta misma esencia, eje de pasiones desenfrenadas, ideal y deseo, daga en el costado que me resta energía vital y al mismo tiempo, un delicioso dolor que me provoca seguir las letras y los sueños.

Carencia eres, olvido de mi bien y sentido del desamparo a la noche de invierno.
Olvido y sequía, una oleada, maremoto destructor, benefactor de la naturaleza, pero la perdición al final de todo.

Y perdura… lo que perdura es ese olvido, el viento gritando, desgarrándose en realidades alternas, vislumbre de horas taciturnas. Susurros de la tierra. Guturales cantando a ritmos desenfrenados, guiándome en el camino de la noche.

Y sigo esa vía nocturna, el camino de las diosas y las brujas, las pisadas de Na’Ammah aún frescas en la hierba.

Temblor.

Y cantan…

Gritan…

Proclaman el fuego, llenan el firmamento de humo y sombras, acarrean los hechizos y los demonios, atraen la energía y suspiros incluso de entre los muertos.

Ni siquiera se puede tocar, son las palabras al viento, una idea arrojada al vacío en caída, el frío en los dedos mientras redacto.

Última esperanza es despertar, darme cuenta que estoy en la calle verde, ese mundo lejano; una vecindad creada en la cuerda cósmica vibrando a desmedida velocidad.

Solo brillante por un choque ultramar en un firmamento blanquecino, ese momento en que ambos dejan de existir, se funden, y en un atronador rayo queman todo lo que se encuentra alrededor.

Ese aroma cenizas y fuego, todo resplandece y las raíces de la ceiba se abren.

¿Un portal? , ¿Angustia? , cuando camino en ese lugar, no importa la estación, encuentro el camino indicado, es el mundo real.

Dejo la sombra y cierro los ojos con fuerza.

- - -Natanael - -

jueves, 15 de noviembre de 2012

Insectium Photoae

Foto por Antonio Tachiquin

Cada momento es construido en cientos de actos, instantes a los que podríamos catalogar como imágenes. 

Se forma una imagen, que es recuerdo frente al espejo, recuerdo de la calle, recuerdo del trabajo o incluso de mirar alrededor.

La fotografía se ha dedicado a tomar éstas imágenes y sumergirnos en una hiper-realidad; nuestro mundo se potencia a través de nuevas formas sensibles, de mecanismos que nos hacen pasar del “ver” al “observar”.

Se abre un mundo invisible a los ojos con estos lentes.

Y de pronto aparecieron frente a nuestros ojos…

Siempre han estado ahí, pero ahora realmente los vemos. Caminan entre nosotros, o pasan cerca volando con maestría. Tejiendo o viviendo su metamorfosis.

Nos recuerdan lo delicado y pequeño que puede ser el balance en un mundo desproporcionado y agigantado, con sus edificaciones elevándose vertiginosamente hacia el cielo y sus incursiones bajo tierra.

Por muy lejos o cerca que estuviere el hombre, sin importar realmente que tan solo se sintiera, en realidad nunca estaría del todo solo. 

Los insectos nos han acompañado desde antes del nacimiento del sapiens, a través de cuevas, praderas, templos, ciudades, guerras, pestes, el vuelo, la incursión al espacio, en la vida y la muerte. 

Nuestra memoria como seres vivos ha estado acompañada siempre en imágenes, pequeñas prisiones más allá del tiempo, por estos pequeños partícipes efímeros que traen vida, cambian de tamaño, transforman su ser, reparten semillas y polen y extrapolan sus sentidos más allá de lo que imaginamos.

En ese momento se escuchan los clicks, los flashes, sonidos fotográficos… y los inmortalizamos a nuestra manera tan humana.

Deseo ferviente de ver de frente a nuestros compañeros terráqueos más pequeños e ignorados y darles un lugar. Reconocer que ellos como nosotros, vivimos bajo un mismo techo. 

Pues el mundo muy bien podría vivir sin hombres, florecería, pero sin insectos, solo sería un silencioso desierto.


Foto por Antonio Tachiquin

Link del Fotógrafo - Antonio Tachiquin
phototono.blogspot.mx

Se podría decir que es un texto-encargo para la exposición de Fotografía de Antonio Tachiquin presentado por INBA. En cuanto esté la exposición, actualizo esta entrada para agregar el link(s) necesario.

-Natanael de A'stav Jun-

domingo, 4 de noviembre de 2012

Debraye Fungi



Solo quiero tener unas letras para mí mismo, luego torcerlas un poco y poder mostrarlas a otros.

Después quisiera poder volverlas  a mis manos y arrojarlas al suelo, recoger sus fragmentos rotos y unirlos en una cubeta con papel y pegamento, arrojarles fuego, madera, plásticos, puede que algunas pinturas para que los colores brinquen entre tanto caos. 

Con martillo y clavos les uniré las partes que no saben cómo encajar con el resto, otras se van fundiendo y moldeando, y las que aún se resisten al proceso se verán inmersas en el pegamento y la pintura que se seca desde el fondo de aquel recipiente.

Semejante monstruo que acaban siendo tras tanta revoltura, pero serían mías esas palabras una vez más antes de fotografiarlas y subirlas a la red para que algunos las vean, otros pasen de ellas y muchos más ignoren su propia existencia.

Imprimiría esas fotos y junto al monstruo deforme en la cubeta, llevaría todo al jardín y trataría de hablarles más, escribir en los contornos, en los giros y las puntas; hablar de ese monstruoso contenido de ideas que se empieza a volver una pequeña vorágine que sigue consumiéndose a sí misma y sus ramificaciones.

Nuevamente recurriría al fuego, quiero ver a esas letras arder, gritar desde sus sombras entintadas, ver como se retuercen y corren de un sitio al otro, alejándose del humo, alejándose del fuego y los contornos marchitos; quiero ver como caen desde la parte más alta de ese monstruo hacia la parte baja de la cubeta entre llamaradas amarillentas y verdosas contaminantes.

Ah fuego, lo has dejado hecho todo cenizas y desastre, pero es perfecto en su deformidad, son letras que se ven perseguidas, destruidas, purgadas, quemadas y ahora junto al resto de la cubeta las arrojo en una fosa común junto con tierra, hojas secas, huesos rotos y piezas de ajedrez.

Cubro la tumba y riego  la tierra removida con agua, desechos tóxicos y algo de jerez para ver que pueden hacer esas quemadas letras.

Un temblor me avisa que están vivas, o cobrando nueva vida, pero pensándolo un poco mejor, quiero creer que algo surge desde dentro de tremenda mazacote de cubeta quemada y tantos adherentes que arrojé sobre ella.

De las profundidades empieza a surgir un tallo que se abre de pronto como una sombrilla. Es verdad, no podía esperar un árbol de tanta mezcolanza, pero un hongo gigantesco tiene tanto más sentido…
Los poetas y los científicos suelen quedarse dormidos bajo árboles. Hacen esto, creo, para que les susurren en sueños los secretos de las profundidades, un mundo natural alabado en versos, un mundo entero lleno de misterios que la ciencia desea con garras, métodos y experimentos.

Mientras los filósofos se arrojan al suelo a ver el cielo; ven tantas formas en las nubes que todo les parece efímero y hablan de cuevas, sombras y de un sentido carente de sí mismo y desperdigado por ahí en pequeños trozos a lo largo de nuestro supuesto universo.

Pero ahora me encuentro frente a un gigantesco Fungi, un rey natural de un reino más extraño que el de los animales y las plantas. 

Los poetas lo alaban, pero agobian con tantos versos, métricas y sus tan comunes depresiones dentro de vasos de coñac. Ahh, pero los científicos cómo se centran en comerlos, sí, se alimentan de ellos y los ponen en libros, lo hacen para sentirse listos, pero si alguno les cae más extraño/pesado y les lleva en un viaje inesperado, se vuelven filósofos y siguen en su mundo efímero.

En lo que unos y otros resuelven que hacer, me sentaré a su sombra, recargaré el cuerpo en el tallo y tomaré una siesta que me lleve a un sueño.

Ese sueño es donde están mis palabras, mis letras y mis tan maltratados, usados y reusados deseos. Surgen desde una tierra no tan profunda, mutan con las toxinas, se tambalean con el jerez  y fluyen como el agua que les dejó nacer.

Fuego y el humo las enmascararon, ahora las veo crecer y montarse en diversas partes con todos los pigmentos, plásticos, clavos y maderas que arrojé con ellas.

Hacen siluetas y formas.

Y me hundo desde este pequeño alfa a un gamma, mis ojos entrecerrados ahora se abandonan del mundo y se abstraen, caen a lo largo de un gran rio y veo las ciudades verticales formarse de recuerdos y contenidos de mi cerebro.

Ahí están los libros y sus constructos junto con sus tapas y sus palabras,  a un lado están mis recuerdos y entre ellos nudos y enredaderas, puentes de ideas y del tiempo en que se fusionan unas con otras.

Una sombra se arroja a la distancia y planea con sus brazos y piernas alrededor hasta volverse y caer en picada al fondo del sueño, el sitio hacia donde aparentemente voy.

Ese pequeño momento en que pasaste cerca de mí, lo entiendo en tantas abstracciones como el léxico me lo permite; ese sueño donde te vi y te besé con tanto deseo, es tan verdadero como la alucinación que me causa dormir cerca de este hongo, pues sé que es sueño y sombra de una caverna, producto de mis neuronas atrofiadas y confusas en estados delta, producto de mis palabras tan deseadas y escritas por todo mi Neocórtex. Pero creo en esa caverna y la luz fuera de ella.*

Creo, ahora que lo pienso, que el cerebro se parece a un hongo y las palabras son sus más de mil efectos y formas, las sustancias que contienen los debrayes  a los que nos arrojan de repente.

Despierto y el hongo de ha ido.

Busco la tierra removida, pero el pasto y las rocas cubren todo, como si nunca hubiera existido. Hay hojas con notas tiradas por todas partes y recuerdo que perseguía las hojas arrasadas por el viento.

Finalmente las he recuperado todas, o casi todas, aún resta una tirada.

La levanto y una pequeña sonrisa viene, la hoja está en blanco, pero las letras húmedas se traspasaron al pequeño hongo a un lado.

- Natanael -

sábado, 27 de octubre de 2012

Empatías, Ucronías y Galimatías

Creo que el trabajo entre libros a veces requiere de un cuerpo ágil y de intelecto móvil para su expansión y brazos largos, los simios en verdad serían más eficientes si fueran empleados para estas funciones, o creo eso desde los últimos meses en que sigo leyendo sobre el sistema bibliotecario de la Universidad Invisible de Ankh-Morpork. 

Diversos teóricos destacados del tema como Eskarina Smith, así como investigadores recientes como Ponder Stibbons han hecho grandes aportes a la comunidad  misma y sin embargo de un modo u otro siguen referencias de las largas listas de registros bibliográficos, lo cual habla de esta labor investigativa.

Hay que considerar, además, que el trabajo académico es toda una hazaña, no solamente el consumir gran cantidad de textos y que la demencia tenga que tomar una silla a un lado tuyo para charlar amenamente cada vez que el libro acaba, sino que también el tener que hablar frente  a una cantidad considerable de entes de dudosa especie y convencerles de que las expresiones gráficas de Magrathea, así como su desarrollo vitalista basado en el conocimiento son solo alegorías estéticas.

Pasando a un tema semejante y paralelo, que al mismo tiempo cae en vertiginosa perpendicular, la galería de desarrollo de infraestructura subterránea de Moria aún sigue en trabajo de remodelación debido a la gran cantidad de criaturas indeseables que rivalizan en cantidad con toneladas de polvo y telarañas acumulados al paso del tiempo, puede ser que se requieran mayores esfuerzos para poder hacer algún avance significativo antes del aniversario del gran apagón del Balrog.

Sinceramente no me gustaría estar trabajando ahí, ya es mucho decir que trabajo en libros viejos y antigüedades el tiempo necesario como para extrañar la máscara anti polvo y algunos de los amuletos más necesarios para tratar con semejante cantidad de arcanos.

Me recuerda a aquel día en que me encontraba haciendo un catálogo variado de arcanos entre los clásicos Litteris infernali, Ossa antrum et daemonum, el casi siempre espeluznante Quid inveni sub lecto uno die pythonissam calvus y el excesivo pero al mismo tiempo inaccesible Quae ad pacem nolo nocte in carrariam. Cómo olvidar las cuadras de persecución de un demoníaco Gallico Canis Infernale y la impactante escena en que confundió a un taquero con un hueso viejo para roer.

Claro, desde ese entonces me encuentro algo más preparado para cualquier intrusión de alguna dimensión desconocida (con un anti transdimensional portátil), o en atención constante para cualquier cosa más allá del tiempo (no dejo el reloj en ningún momento, más que para dormir, pero solo es cuestión de no ponerme a buscar llaves de plata mientras estoy soñando). Incluso he considerado en cargar con unos cuantos tubos vacios de pintura para levantar colores que caigan del espacio y venderlos a buen precio, siempre y cuando sea muy, muy lejos de donde me encuentre, no sea que la influencia de los colores junto con el Octarino se vuelvan un vorágine de caos, de esas clásicas que le gustan a todos, llenas de criaturas misteriosas, grandes alborotos, iluminación diaria con influencia nocturna de oscuridad (ah esos soles que dan luz negra como molan) que acabe en otra noche de zombies.
 
No hay problema, claro, con los zombies, ya muchos a nivel sociedad hay como para angustiarse de otros que aún no han decidido aparecer, sin embargo dejaré atados unos cuantos cordeles y señalamientos en mi ejemplar importado de: “The Dark Forces: A Guide to Self-Protection”.

Hablando de quejas, tal vez destaque mencionar que a la fecha no he hecho las paces con el francés, que aunque haya una que otra rola aparentemente atractiva,  sinceramente preferiría aprender a hablar Wookie…

Regresando a un esquema más sencillo de expresión, he de decir que los últimos días he tendido hacia ese retraimiento que les da a las personas cuando se encuentran caminando lejos en ese desierto atemporal de las ideas mientras que el transporte público avanza con hilarante velocidad a través de los páramos urbanos.

Indudablemente es un momento de alta influencia sobre la partícula creadora de ideas; innovaciones, formas de encontrar atajos, o antojos y que se vuelve una migraña a largo plazo si no es aspirinatizada dentro de algunas páginas de libreta, comentarios a la compañía de a un lado (sea o no invisible, y considerando que la invisibilidad no resta importancia o existencia al resto de personalidades, amigos imaginarios y otros seres astrales) o plasmada de alguna manera en el inquietante pero constante que hacer diario.

Volviendo a los túmulos de la vida diaria, ayer cayó un meteorito en la ciudad, bueno, en un pedazo de la ciudad, el restante es lo suficientemente grande como para seguir con la vida y empezar a gozar algo de la expansión turística, que ahora incluye a una gran cantidad de científicos, científicos locos y unos cuantos profetas de eso que aparecen cada fin de semana firmando que algo le pasará al mundo o diciendo: “se los advertimos”.

Como si no fuera suficiente tragedia saber de la inminente fuente periodística de Lemony Snicket sobre el acontecer de la vida ajena como para que ahora vengan profetas diciendo cada barbaridad salida de un libro de rezos, hojitas de té, milenarias transcripciones (con más tachones que exámenes académicos) o delirios subcuánticos de dudosa fuente (muy probablemente atribuible a alguna omniconsciencia esquizoide).

Creo que hubiera disfrutado más con la tan ansiada inundación de la ciudad, pero albergaré esperanza a la temporada de lluvias, con suerte y el gran cráter pueda irse llenando poco a poco hasta conformar algún lago pesquero, por el momento me conformaré con el letrero en el camión que en lugar de decir Circuito (referido a que va por todo el periférico de la ciudad) ahora dice: Semicircular y Cráter.

Bien, va siendo tiempo de que vuelva al trabajo, ya me he robado este rato para redactar solo un poco de lo que fueron los últimos días, y admito que ya creía que iba a desvariar un poco,  pero creo que he aclarado con dinamismo y realismo y de forma breve una ausencia que ni tan ausente, pero si presencialmente ausente, no ha perdido de su presencia más que la redacción que hago aquí presente.

Así pues, vuelvo a tomar la espada, los amuletos y talismanes, empaco todo en la mochila, me pongo el sombrero brujo y el parche en el ojo mientras hago un poco de tiempo a que se abra el portal (esos agujeros de gusano que se vuelven toda una sensación a la hora de atravesar distancias largas).

Aquí mas sobre otros brujos y demás: