jueves, 12 de junio de 2014

Lejos, en un onírico de paso.

Me encuentro en una amplia sala llena de ogros, miro hacia uno de los rincones y veo la gran cantidad de jarrones que hay.

Un poco de curiosidad, solo con eso me basta para levantarme de mi asiento, rodeando a los ogros mientras siguen leyendo sus periódicos o haciendo números con ábacos. 

Me asomo en uno de los jarrones.

Hay un campo largo y dorado, parece un campo lleno de trigo o tal vez sea maíz, se ve lejano y atractivo.

Después de haber echado otra mirada a los ogros, me vuelco hacia el jarrón, arrojándome al interior. 

Una vez en el suelo, diviso el campo sembrado a mi alrededor, pero también escucho música cercana.

Al morir el día, llego a un pequeño pueblo que se encuentra al centro del sembradío, como un gran ojo obscuro, mirando hacia el cielo. 

Las danzas se perfilan en los alrededores, cada una en su fogata improvisada con madera y recuerdos.

Queman todo lo que debe ser quemado, al ayer se convierte en la promesa de una noche más, puede que haya un amanecer al final. 

Se encienden  los fuegos en los callejones y plazas, iluminando así un pueblo de rocas negras.

Un pueblo pequeño, perdido entre los largos valles dorados por el trigo y el maíz; un lugar sin murallas, castillos o torres vigías. Un par de molinos y el resto era un pueblo de rocas negras que cubrían chozas de adobe. Las pocas cabañas se confundían con la roca por sus maderos gruesos y obscuros.

Es una noche normal, de las que acontecen entre las lluvias y sequias. Tan solo las invocaciones comunes, danzas, música y hechicería. 

Las llamaradas arrojan humo y cenizas; los instrumentos, con sus cantos guturales y percusiones, se confunden con el bullicio y los gritos de los pobladores. Hay quienes observan a los danzantes, hay quienes solo se acercan a los músicos, y otros solo se refugian en las llamaradas.

Mientras, los danzantes siguen.

Seres humanoides, féminas y monstruos ataviados en seda y pieles, pintados de pies a cabeza, invocan la noche. Bailan por la lluvia, bailan por la sequía, por nieve, pos la noche, por el atardecer y el amanecer. Cada paso que dan es para imitar la danza de las estrellas, cada gemido es por el viento y sus bocas hacen todo tipo de sonidos de vida y muerte, las más fuertes emociones, danzan por las pasiones que arden en el fuego, memorias desvanecidas.

Noche atravesaba todo el carnavalesco suceso. Miraba las rocas negras girar, y pequeñas estrellas artificiales estallar en súper nova para el deleite de todos. Lilibel sigue sentada en su cabeza, llevan ya un buen tramo de viaje recorrido y necesitan descansar un poco.

Les gusta este lugar, pueden sentarse hasta el amanecer viendo el desfile quimérico. Un panorama tranquilizador en un mundo de monstruos. 

Siempre me topo con Noche en estos lugares, compartimos un gusto por la música y las noches taciturnas, nocturnidades acompañadas de brujería.

Elijo un pequeño taburete cerca de danzarinas y goblins, hay suficiente luz para garabatear algo en mi libreta. Noche elige un árbol para descansar recargado en él; duerme en el umbral de los oníricos bosques, más ahora que viaja hacia la torre blanca con Lilibel.

Es un pueblo de paso, siempre alberga a quien quiera quedarse unos días, o una noche, todo el que lo desee puede danzar, dormir o soñar. Un sitio de descanso para la mente, reposo de espíritus, refugio de viajeros. 

Muchos recurren a este pueblo cuando sienten el paso desgastado, para sentirse acompañados por otros que hacen su viaje  y necesitan danzar.

A final de cuentas todos danzamos, juntos en la oscuridad.

Dreamless, Sleepless

No del todo despierto, solo caminando en un sonambulismo aparente en los pliegues de este mundo.

A ratos ni realidad me parece.

La sensación de pesadez, de cansancio sobre mi cabeza me cuestiona si realmente me encuentro aquí, ¿Por qué siento que aún duermo?

Puede que en realidad sea así, una parte de mí se quedó dormida y sigue soñando, eso explica los colores extraños que estoy viendo, también explica el cómo siento este día, mi energía está dispersa en otro cosmos onírico y no está a la mano para trabajar o moverme aquí.

Si está dormida esa parte, qué estará soñando? ¿habrá seguido la historia que dejé a medias por la mañana?, ¿sigue viajando hacia el noreste buscando nieve?, ¿busca torres lejanas en el horizonte?, ¿hay algún valle que esté cruzando?...


¿O seré yo la parte que está dormida y soñando...?