viernes, 1 de agosto de 2014

Despierta Tirrlian

Cuando llegó a la puerta de entrada, los guardianes habian partido.

La sensación era un tanto abrumadora, en cierta forma era esperada. No importaba el medio, nave espacial, transportador galactico, el tiempo no era importante.

Nunca lo acoso el tiempo, era lo que menos le importaba, de todos los viajes, búsquedas de tesoros, misiones y encomiendas, el tiempo solo le fue un aditamento, un posible pensamiento abstracto.

La puerta cerrada. El viajero se sento en el pórtico cuestionandose. Frente a él, una sombra burlona se formó.

-Lo tienes merecido Khali, esto lo tienes por recompensa por desertor.

El viajero sacó su arma y disparo hacia la sombra, dos, tres disparos. Solo se mancho el suelo.

-Ya no hay vuelta atrás, la puerta no se abrirá.

Era cierto, en la mente del viajero pasaron largas horas de trabajo tras la puerta. Tiempo invertido, la mente consumida, habilidades que aprendió con esfuerzo. ¿qué era lo que importaba?

-Te han dejado fuera, en el espacio - la sombra se regodeaba en burla. - Es el precio de tus errores, tu vanidad y capricho, por burlarte del tiempo.

¿Podria ser cierto?,¿tanto habia reincidido y su penitencia era hna puerta cerrada?...

-No...

-¿Qué?- la sombra se alarmó, habia perdido algo de su obscura forma.

-No lo creo, ni siquiera debí volver aquí... mi capricho, mi vanidad me hizo volver; pensé en volver a una maldita cueva, porque era segura, porque me resguardaria, era alimento y un techo que no tendria que buscar nuevamente.

La sombra se agito más, no debia inspirarlo, quería su culpa y esta se iba desvaneciendo junto con ella.

El viajero sacó su arma y nuevamente disparo, la cabeza proyectada de la sombra estaba justo en la puerta.

Un hueco en la entrada y la sombra se fue. El viajero vió a traves de la ranura... dió media vuelta y observó las estrellas.

-No tiene sentido, si me pierdo en la culpa, o si hubiera entrado, estaría en las sombras. Ver más, no quiero encerrarme de nuevo. Lo desaba tanto... que deje de pelear por mi y fui en contra de mi ser.

Khali se levantó de un golpe, volver y quedarse en coma, lejos de todo. Se acaba el viaje.

-O tal vez...-

Fue hacia su nave espacial, subió a la bóveda y se reclamó a sí mismo.

Del otro lado de la galaxia, Khali abria desesperado los ojos.

La silla de rudas cayó a un lado mientras su desesperación por caminar y alzar los brazos lo tiraba al suelo.

La sombra estaba ahí, siempre podria ver hacia la puerta.

Khali se levantó en ese momento. Sentía hambre, sentía su cuerpo atarantado, pero sobre todo, sentía el deseo de emprender nuevamente el viaje.

Despierta

martes, 29 de julio de 2014

Venganza (2)

El Osito de Peluche presionó con fuerza el gatillo de la pistola de silicón.

Y sí, llenó de plástico hirviente y borboteante la repisa, dos o tres de los lápices y algunas gotas cayeron en una libreta.

Pero lo que más deseaba era que cayeran sobre la Laptop de Ana.

Después de un segundo tirón, su objetivo se vió cumplido.

Ana creería que fue su culpa por dejar conectada la pistola de silicón, tendría que limpiar o reparar su Laptop. Puede incluso que ella se enojara o se deprimiera un poco y eso era perfecto, necesitaría abrazar a alguien o algo.

En cuanto Ana entró a su habitación, la mirada de botón del Osito de Peluche brillo con añoranza, malicia y deseo.






jueves, 12 de junio de 2014

Lejos, en un onírico de paso.

Me encuentro en una amplia sala llena de ogros, miro hacia uno de los rincones y veo la gran cantidad de jarrones que hay.

Un poco de curiosidad, solo con eso me basta para levantarme de mi asiento, rodeando a los ogros mientras siguen leyendo sus periódicos o haciendo números con ábacos. 

Me asomo en uno de los jarrones.

Hay un campo largo y dorado, parece un campo lleno de trigo o tal vez sea maíz, se ve lejano y atractivo.

Después de haber echado otra mirada a los ogros, me vuelco hacia el jarrón, arrojándome al interior. 

Una vez en el suelo, diviso el campo sembrado a mi alrededor, pero también escucho música cercana.

Al morir el día, llego a un pequeño pueblo que se encuentra al centro del sembradío, como un gran ojo obscuro, mirando hacia el cielo. 

Las danzas se perfilan en los alrededores, cada una en su fogata improvisada con madera y recuerdos.

Queman todo lo que debe ser quemado, al ayer se convierte en la promesa de una noche más, puede que haya un amanecer al final. 

Se encienden  los fuegos en los callejones y plazas, iluminando así un pueblo de rocas negras.

Un pueblo pequeño, perdido entre los largos valles dorados por el trigo y el maíz; un lugar sin murallas, castillos o torres vigías. Un par de molinos y el resto era un pueblo de rocas negras que cubrían chozas de adobe. Las pocas cabañas se confundían con la roca por sus maderos gruesos y obscuros.

Es una noche normal, de las que acontecen entre las lluvias y sequias. Tan solo las invocaciones comunes, danzas, música y hechicería. 

Las llamaradas arrojan humo y cenizas; los instrumentos, con sus cantos guturales y percusiones, se confunden con el bullicio y los gritos de los pobladores. Hay quienes observan a los danzantes, hay quienes solo se acercan a los músicos, y otros solo se refugian en las llamaradas.

Mientras, los danzantes siguen.

Seres humanoides, féminas y monstruos ataviados en seda y pieles, pintados de pies a cabeza, invocan la noche. Bailan por la lluvia, bailan por la sequía, por nieve, pos la noche, por el atardecer y el amanecer. Cada paso que dan es para imitar la danza de las estrellas, cada gemido es por el viento y sus bocas hacen todo tipo de sonidos de vida y muerte, las más fuertes emociones, danzan por las pasiones que arden en el fuego, memorias desvanecidas.

Noche atravesaba todo el carnavalesco suceso. Miraba las rocas negras girar, y pequeñas estrellas artificiales estallar en súper nova para el deleite de todos. Lilibel sigue sentada en su cabeza, llevan ya un buen tramo de viaje recorrido y necesitan descansar un poco.

Les gusta este lugar, pueden sentarse hasta el amanecer viendo el desfile quimérico. Un panorama tranquilizador en un mundo de monstruos. 

Siempre me topo con Noche en estos lugares, compartimos un gusto por la música y las noches taciturnas, nocturnidades acompañadas de brujería.

Elijo un pequeño taburete cerca de danzarinas y goblins, hay suficiente luz para garabatear algo en mi libreta. Noche elige un árbol para descansar recargado en él; duerme en el umbral de los oníricos bosques, más ahora que viaja hacia la torre blanca con Lilibel.

Es un pueblo de paso, siempre alberga a quien quiera quedarse unos días, o una noche, todo el que lo desee puede danzar, dormir o soñar. Un sitio de descanso para la mente, reposo de espíritus, refugio de viajeros. 

Muchos recurren a este pueblo cuando sienten el paso desgastado, para sentirse acompañados por otros que hacen su viaje  y necesitan danzar.

A final de cuentas todos danzamos, juntos en la oscuridad.

Dreamless, Sleepless

No del todo despierto, solo caminando en un sonambulismo aparente en los pliegues de este mundo.

A ratos ni realidad me parece.

La sensación de pesadez, de cansancio sobre mi cabeza me cuestiona si realmente me encuentro aquí, ¿Por qué siento que aún duermo?

Puede que en realidad sea así, una parte de mí se quedó dormida y sigue soñando, eso explica los colores extraños que estoy viendo, también explica el cómo siento este día, mi energía está dispersa en otro cosmos onírico y no está a la mano para trabajar o moverme aquí.

Si está dormida esa parte, qué estará soñando? ¿habrá seguido la historia que dejé a medias por la mañana?, ¿sigue viajando hacia el noreste buscando nieve?, ¿busca torres lejanas en el horizonte?, ¿hay algún valle que esté cruzando?...


¿O seré yo la parte que está dormida y soñando...?

miércoles, 9 de abril de 2014

Pila de Chatarra


Vivimos montados en una pila de chatarra; chatarra mental, ideas dispersas, tanto que usar, tanto que reciclar y sin embargo seguimos creyendo que es una ciudad.

Pero en realidad son escombros, ruinas de una antigua gran idea, fragmentos del concreto de la realidad que se fractura a cada paso vertiginoso de sus supuestos habitantes.

Hoy cambiemos esto, veamos nuestro capital, nuestros recursos mentales, nuestros recursos naturales, hagamos un esfuerzo todos juntos y busquemos lo necesario y vendamos la mitad del planeta a Marte...

Puede que sea buen material de mercado si lo llevamos más allá, tal vez a un mercado a un par de galaxias de distancia.

Cierto, puede que Marte no sea el mejor comprador, aún no se ha dignado a mostrar sus civilizaciones ocultas.

O puede ser que sea otra pila de chatarra llena de herrumbre y por eso se vea rojo, planeta oxidado.