-Nath...
-Si, sigo aquí.
-Pero no por mucho.
-No, aunque la última vez fueron tres meses, ahora solo llevo aquí una semana.
-¿Cuánto duran los meses allá?
-Son más largos, usualmente aquí el tiempo es distinto, pero el tiempo allá es , mmh, lento. Sesenta días aquí son dos meses allá, pero la última vez que desperté fueron solo siete horas.
-Es raro su tiempo, pareciera estar desconectado al de aquí
-Más raro es loque aquí dura, no estoy seguro cuanto tiempo estaré de visita
Acabé la taza, el sabor me parece muy conocido, no es la primera vez que bebo esto...tal vez si preparara uno ... Sirvo de nuevo en la taza y la contemo, la porcelana blanca contrasta con la poca luz, las sábanas de azul pálido y el aroma a madera alrededor de nosotros.
-Allá preparo uno muy similar, más de uno...
-Puedes preguntar antes de irte, siento que te estas despidiendo de nuevo.
Su mano pasa por mi espalda, una semana en ésta villa, pero la encuentro hasta el último día, parece broma.
Doy otro sorbo, es una clase de té, no logro recordar bien donde lo he probado.
-Aún no logro encontrar la última llave, no he podido volver al bosque de origami, perdí a mi guía en uno de los portales , no creo que vuelva y ya he tenido tres visiones con ésta.
-¿Te refieres a mi? Son solo otros mundos, no te deberían preocupar, tampoco yo, solo era una posibilidad, ahora la misión es más importante, solo por aquí podía pasarte el mensaje. Viajas mucho en sueños, tuyos y ajenos. Veo que el amuleto sirve, para ser solo un trozo de latón.
Se recarga en mi espalda, sonrie y brillan sus ojos color café.
-Preguntame
-La llave de cobre...
-Ahí está esperando.
-Dejé al Wendigo entre portales, creo que llegó a un punto muy cercano a mi vieja casa.
El sitio empezó a erosionarse, grietas, polvo, se ha secado...como si incluso se marchitara.
-Lo dejaste atrapado, ahora solo se alimenta del vacío de ese lugar pero no te encuentra, volviste a hacerle trampa...no vuelvas a entrar ahí si no es necesario, ya suficiente es que le arrancaras el cuerno.
Sonreí, es verdad, los otros wendigos no me detectan ni en sus bosques ni en la niebla desde ese día, pero he estado tan agotado que ni siquiera he viajado.
-Las visiones y la llave.
-Son diferentes, pero aún no preguntas nada.
El té se ha acabado al fin, dejo la taza en el suelo y me recuesto de nuevo, ella está a un lado, igual que hace dieciseis años, la almohada es azul pálido
y su espalda destaca entre las tinieblas del sueño.
-¿Hacia dónde giro la llave?
-Ah, lo sabrás cuando aparezca la de cobre, ya sabes el giro, espero no tardes tanto, ahora duerme Nath (despierta Bram).
NathGoblin