lunes, 23 de noviembre de 2015

Bajando la Torre


Corrió a través de las largas escaleras, casi tropezando por la prisa de abandonar la Torre. Había tiempo, de eso estaba seguro. Mientras que en su mano aún sostenía el pedazo de separador roto, en su mente tenía la vaga idea de una salida y alguna especie de libertad.

Como cualquier Torre antigua que diera a una biblioteca, la escalinata era larga y delgada, un giro muy largo y lento, tal vez hecho para ir bajando tranquilamente con un libro en mano, o daba el tiempo de ascender deseando a sobremanera el encontrar algún libro oscuro y prohibido.

No importaba ya, lo único importante era el separador, quemarlo o alejarlo del lugar de donde había escapado.

El fín de las escaleras estaba frente al Goblin, quien se había hecho en el último momento de una de las antorchas por si la noche lo había asaltado ya.

La gran puerta cedió ante el tercer intento de empujarla.

Un bosque oscuro, iluminado vagamente por las almenas de la torre y las gotas de la noche entre sus ramas.

Mejor que cualquier oscuridad total.

Mucho mejor que cualquier prisión o esa Torre.

Un sueño más real que cualquiera del libro del que había escapado.

La noche lo recibió con un gran abrazo de sombras y sonidos de ramas quebrándose y chamuscándose con su antorcha.

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