Los
recuerdos son arrojados al espejo, golpeados contra el fondo de un azulejo,
destrozados y armados de uno a otro momento.
Verdad es
recuerdo, conciencia real de aquel suceso.
El miedo
impera en las mente, ansia y angustia, temor y desdicha, el miedo es sentir una
vida vacía de la dicha.
Verdad no es
silencio, no calla ante el miedo.
Verdad es
caminar sobre las aguas, fe ciega en un mundo ciego.
Pero un
mundo ciego se niega a las palabras, se encierra en su dogma, abandona la
esperanza y la ilusión a los supuestos abnegados.
Las cenizas
cubren, son memoria del fuego en colores grisáceos, no son más que restos de lo
que alguna vez fue, de lo que era en otro tiempo.
Verdad es
comer cenizas, indulto a las llamas.
Pero las
tinieblas muestran su rostro, tras la máscara no es una bella faz, sino el
milagroso ser, el despiadado monstruo.
Verdad es
luz porque muestra todo cual es.
Las caricias
no son verdad ni mentira, solo son emanaciones de un alma sencilla, ramas que
crecen a la luz, raíces que se aferran al
suelo.
Verdad es el
gesto, con el que te acuno en mi cuerpo.
Los
corazones sienten, les duele y se ocultan. Se abrigan en dudas, se cubren de
mentiras o incluso
dejan al viento la incertidumbre.
Verdad, es
una simple palabra que usamos, cuando al corazón afronta la realidad.
Y verdad aún
es mi deseo y mi sueño.
Verdad es un
ser sempiterno a la mañana en que del mar me alejo.
Verdad es mi
agonía de verte, y mis ojos duelen.
Verdad es mi
ser respirando, y con fuego quema el viento.
Verdad es
ese secreto, al que arrojamos nuestro
sendero.
Verdad es un
deseo por existir con el máximo grado de sinceridad.
Verdad es la
hora en que junto a las ánimas, al canto y baile uno es libre.
Verdad son
los ojos que te dejan ser celofán.
Verdad de
los labios, palabras para ti y nadie más.
Verdad es
este momento en que lees, te abrazo y te
quiero.
Verdad es espíritu,
no vacuidad.
Verdad es
esta hora, en que por las letras me libero.