miércoles, 30 de junio de 2010

Sueños en Rojo


Me encuentro viajando a través de un mundo que me parece desconocido… hay tanto del gris afuera y no encuentro más espacio para lo verde, lo azul… el rojo está casi extinto y se encuentra al ver al interior de tus ojos.
Es cierto, aún recuerdo tus ojos después de estos días de viaje en la Calíope, el recuerdo es tan fresco como la sangre, engulle y  toma todo, lo consume y le da vida de nuevo, es esa clase de rojo que recuerda a la vida irse y volver… la clase de rojo que recuerdo al despertar de nuevo.
¿El sueño es volverte a ver? , ¿o recordarte entre sueños?
Es entonces cuando vuelve a la mente la imagen…
Me encuentro caminando en ese paraje desconocido nuevamente; digo nuevamente , puesto que sé que en el mundo onírico todo es un reciclaje desproporcional a todo lo que ya existe en él y que tan solo adquiere nuevas formas , y digo desconocido , puesto que ahora voy por una ruta  nueva a esos rincones del sueño que parecen ajenos  a mí.
Al frente una puerta sin sentido colocada estrepitosamente entre un rio y lo que aparentemente fue un menhir, tan solo una reja vieja y oxidada la rodea y en lo alto una figura gótica sin duda y gorgotearte que observa a todo aquel visitante que se dé cuenta de su existencia.
Accedo a ese sitio y tan solo abro la puerta cuando ya la habitación entro en el mundo onírico, cierro y me doy la vuelta… ya está de nuevo todo ahí... Como en otros sueños, como en otros momentos, pero más real.
La imagen es más nítida, todo en tonos rojizos… el suelo, la tela, la seda cayendo, la luz de la habitación, incluso ella su piel, su cabello, incluso la ropa que la cubre son tonalidades alucinantes del mismo rojo…
Su mirada ya no es ajena a mi… si de sus ojos oscuros con un brillo en la luz de la habitación se desprendía una intención, era de sus labios y del hilillo de sangre de la comisura entre esto es el que me invitaba acercarme como pocas veces lo había hecho.
El velo cae y yo así lo hago… ciento su toque de hielo en mi rostro al dejarme caer a su regazo y sus labios de fuego acercarse a mí.
-Solo espera un poco más pequeño… nos veremos pronto- dijo depositando ese suave beso que añoras en las noches de soledad mientras mi ser se alejaba y el sueños desvanecía mientras abría los ojos y me encontraba de nuevo en mi habitación.

Cerca de mí la sensación del tacto me decía algo, yo me abandonaba de nuevo a la presencia del sueño, esperando a mi amante onírica.


-De las notas de Nathaniel V. Steampunk-

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